martes, febrero 28, 2006

 

Y para carnavales...

Venecia se lleva la palma en carnavales elegantes, artísticos... hasta aristocráticos, diría yo. Si quieres ver un carnaval teatral, refinado, pero también aburrido, decadente, anclado en el siglo XVIII, puedes ir a Venecia.

Si lo que quieres es divertirte...

¡No te pierdas el Carnaval de Bielsa!


Es todo lo contrario al de Venecia, si es que en el asunto de carnavales se puede definir "lo del contrario".

La juerga está asegurada, con grandes cantidades de bebedizos y espirituosos (deja el coche olvidado por tres días), mucha gente con ganas de pasarlo bien durante 72 horas seguidas, disfraces asequibles a todos los bolsillos, fiesta en la calle y en los bares... y también una buena ración de sustos o incluso miedo.


Porque si eres mujer, algún sustillo te darán las trangas: mozos del pueblo solteros (de entre 16 y 26 años) vestidos con pieles, camisa de cuadros y falda larga, con ruidosas esquilas en el trasero, con una larga tranca de madera (para "organizar la circulación" de los viandantes) y apretados cuernos de choto en la cabeza. Símbolo de la fertilidad. Una treintena de "malas bestias" que se abalanzan sobre toda fémina mayor de 12 años y menor de 100 (es decir, toda mujer que pueda encontrarse por la calle sin ir en brazos de nadie), y simulan el acto sexual arrinconándola contra cualquier pared, coche, columna o lo que sea.




Y si eres mujer o no, es decir, seas lo que seas, todavía no has visto lo peor. En cualquier momento, si estás despistado y no escapas, te puede caer encima el onso. Y eso si que puede ser un problema para la salud física. Cuando un niño de pequeño en la escuela de Bielsa es especialmente brutote ya le dicen: "tu majo vas para onso". Te lo aseguro, si ves venir hacia ti a un onso corriendo, eso da más miedo que un toro de fuego.





El onso suele medir un metro noventa o así, va forrado con paja, tela de saco y pieles, es más feo que picio, y lleva tras él, agarrándole con una cadena de grueso calibre al correspondiente domador, que le sacude bastonazos en la espalda con un garrote (pero bastonazos... a lo bestia).

Su trabajo consiste en acechar a cualquier grupo humano despistado y arremeter con toda la energía cinética con la que es capaz, intentando tirar al suelo al mayor número de gente posible y caer encima de aquella persona que parezca más débil (no se libran niños ni ancianitas).

No creáis que es un trabajo fácil. Es una auténtica paliza (72 horas haciendo de onso) que sólo puede soportarse con abundantes dosis de alcohol, que por cierto le van convirtiendo cada vez en más peligroso para el resto del mundo. Como declaraba al Heraldo de Aragón hace justamente un año Javier Churto, el onso, "es que esto ya se sabe, que no es un tutú de bailarina".

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comentarios:
Grandiosos los carnavales de Bielsa. Me acuerdo la primera vez que estuve de pequeño, acojonao cada vez que se acercaba alguna tranga y sufriendo por los palazos que le daban al onso.
 
Lo del tutú me ha llegado, es buenísimo.

Tiene buena pinta esos carnavales!
 
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