martes, octubre 09, 2007
El reencuentro, en tres actos
Acto 1º
Abril de 1980. Un grupo de teatro de instituto representa La boda de los pequeños burgueses, pieza en un acto escrita en 1919 por Bertolt Brecht. Obra en la que, aunque no aparece ni una sola palabra relacionada con la política, es más política que un panfleto de propaganda electoral. Al estilo Chaplin, la obra presenta el mayor obstáculo de cualquier revolución: el pequeño burgués moderado y pretencioso.
Se cuenta lo que sucede durante la fiesta en la casa de un matrimonio de recién casados, donde están invitados familiares y amigos del novio. Éste último ha construido los muebles de manera artesanal, metáfora de la débil relación institucional del matrimonio, que se va desmoronando ante los ojos de los invitados a medida que transcurre el espectáculo. Los familiares constantemente ponen en duda la estabilidad de la pareja y cuestionan su relación, sacando a luz los secretos íntimos del matrimonio y la reputación de ambos.
En la foto vemos, entre otros, a Pepe, Luis y Quique. Aunque no se le vé, Javier (demasiado tímido todavía para salir a escena) permanece escondido tras la ventana del fondo, preparado con una tijera para cortar la cuerda que sujeta la lámpara en el momento justo en que Pepe lance la pata de la mesa hacia los otros invitados.
Acto 2º
Agosto de 2004. Javier y David, que también se conocieron haciendo teatro, leen en la nueva casa de Laspuña la Guía del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (de Fernando Carmena, editorial Barrabés), preparando las excursiones de los próximos días.
Al llegar a las páginas sobre la garganta de Escuaín les llama la atención el siguiente párrafo:
Acto 3º
Septiembre de 2007. Pepe, Luis y Javier, que pasan un fin de semana en Laspuña, llegan a Escuaín para ver el cañón desde los miradores que hay junto al pueblo. Allí, hablando con la guía que recibe a los visitantes en la caseta del Parque Nacional, descubren que el único habitante permanente del pueblo es Quique, un pastor de cabras. Javier recuerda haber leído algo sobre él en un libro tres años antes. Pepe cree saber de qué Quique se trata (tuvo noticias de él hace unos años).
Se dirigen los tres hacia la única casa habitada del pueblo, aporrean la puerta hasta despertar de la siesta al perro, a los tres gatos... y a Quique.
Pepe, Luis y Javier, los mismos que en 1980 participaron en la representación de La boda, de Brecht, se encuentran 27 años después con Quique, actor en la misma obra, y pasan una tarde entrañable en la cocina de la única casa de Escuaín cuya chimenea echa humo en invierno.
Javier, que desde 1980 no había sabido nada sobre Quique, descubre así quién es el conocido único habitante de Escuaín de quien hablan las guías. Javier es quien ahora os escribe estas líneas...
Abril de 1980. Un grupo de teatro de instituto representa La boda de los pequeños burgueses, pieza en un acto escrita en 1919 por Bertolt Brecht. Obra en la que, aunque no aparece ni una sola palabra relacionada con la política, es más política que un panfleto de propaganda electoral. Al estilo Chaplin, la obra presenta el mayor obstáculo de cualquier revolución: el pequeño burgués moderado y pretencioso.
Se cuenta lo que sucede durante la fiesta en la casa de un matrimonio de recién casados, donde están invitados familiares y amigos del novio. Éste último ha construido los muebles de manera artesanal, metáfora de la débil relación institucional del matrimonio, que se va desmoronando ante los ojos de los invitados a medida que transcurre el espectáculo. Los familiares constantemente ponen en duda la estabilidad de la pareja y cuestionan su relación, sacando a luz los secretos íntimos del matrimonio y la reputación de ambos.
En la foto vemos, entre otros, a Pepe, Luis y Quique. Aunque no se le vé, Javier (demasiado tímido todavía para salir a escena) permanece escondido tras la ventana del fondo, preparado con una tijera para cortar la cuerda que sujeta la lámpara en el momento justo en que Pepe lance la pata de la mesa hacia los otros invitados.
Acto 2º
Agosto de 2004. Javier y David, que también se conocieron haciendo teatro, leen en la nueva casa de Laspuña la Guía del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (de Fernando Carmena, editorial Barrabés), preparando las excursiones de los próximos días.
Al llegar a las páginas sobre la garganta de Escuaín les llama la atención el siguiente párrafo:
Escuaín, pueblo típico y acogedor, situado en un paisaje de salvaje belleza, es un lugar imprescindible en nuestras visitas al Parque Nacional. Ya quedan pocas banderas de humo adornando las chimeneas y delatando la vida alrededor de los hogares, sólo Quique y su rebaño de cabras conocen el día a día de este lugar.Sorprendidos, Javier y David hablan e imaginan cómo será la vida de ese único habitante de Escuaín, teniendo en cuenta la dureza de los inviernos en la zona y lo aislado del pueblo...
Acto 3º
Septiembre de 2007. Pepe, Luis y Javier, que pasan un fin de semana en Laspuña, llegan a Escuaín para ver el cañón desde los miradores que hay junto al pueblo. Allí, hablando con la guía que recibe a los visitantes en la caseta del Parque Nacional, descubren que el único habitante permanente del pueblo es Quique, un pastor de cabras. Javier recuerda haber leído algo sobre él en un libro tres años antes. Pepe cree saber de qué Quique se trata (tuvo noticias de él hace unos años).
Se dirigen los tres hacia la única casa habitada del pueblo, aporrean la puerta hasta despertar de la siesta al perro, a los tres gatos... y a Quique.
Pepe, Luis y Javier, los mismos que en 1980 participaron en la representación de La boda, de Brecht, se encuentran 27 años después con Quique, actor en la misma obra, y pasan una tarde entrañable en la cocina de la única casa de Escuaín cuya chimenea echa humo en invierno.
Javier, que desde 1980 no había sabido nada sobre Quique, descubre así quién es el conocido único habitante de Escuaín de quien hablan las guías. Javier es quien ahora os escribe estas líneas...
comentarios:
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Debió de ser el año que nos bañamos en el Marboré.
Acuérdate que en aquella primera obra nuestra, ya repetíamos que toda buena obra debe tener un principio, un nudo y un final. :)
Bonita historia.
Acuérdate que en aquella primera obra nuestra, ya repetíamos que toda buena obra debe tener un principio, un nudo y un final. :)
Bonita historia.
"La boda...": finalmente no pudimos con ella (nos superó, y supimos abandonar a tiempo).
Aunque espero que la foto de familia nos dure lo mismo que a vosotros :)
Aunque espero que la foto de familia nos dure lo mismo que a vosotros :)
no XP, Marboré fue un año antes, acuérdate que hicimos la "ascención" desde Zgz y que a la vuelta paramos a ver las obras en Laspuña; ese año "nos" bañamos en el Sen y en el Yaga, en éste último si que "me" bañé :-D
jynus, el texto no lo recuerdo especialmente difícil, sin embargo recuerdo las dificultades técnicas de que los muebles se fueran rompiendo "ordenadamente"... bueno, en cualquier caso lo importante es la foto de familia
jynus, el texto no lo recuerdo especialmente difícil, sin embargo recuerdo las dificultades técnicas de que los muebles se fueran rompiendo "ordenadamente"... bueno, en cualquier caso lo importante es la foto de familia
Cuidado con el pastor de Escuain que siempre gana por el pico, siempre desde su infancia ha sido un artista para todo.
A mi también me ha gustado mucho la historia. Parece increible, y es que el mundo ya esta visto que es un pañuelo.
Me ha gustado la historieta así contada, me hace mucha gracia el anónimo que dice que ¡Cuidado con el pastor de Escuaín que siempre te gana por el pico! (es una buena reseña para definirlo, igual que decir que siempre ha sido un artista.
Cierto.
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Cierto.
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