martes, enero 11, 2011

 

El templo documentado más antiguo del Sobrarbe

Si tuviera que hacer una lista de lugares con encanto, el conjunto Puntón de las Bruxas—Ermita Juanipablo estaría incluido sin duda.

Imaginad una roca, el Puntón, colgada sobre un precipicio, con el Castillo Mayor tras ella, la Garganta de Escuain ahí abajo, el Cañón de Añisclo un poco más atrás, y el macizo de Monte Perdido vigilando desde el fondo. Ahora escuchad el viento soplando fuerte e imaginad el aquelarre de las brujas de toda la comarca (esas famosas brujas de Tella que tienen pelos por todas partes menos en la lengua) acudiendo al lugar para intercambiar saberes y experiencias, bailar alocadamente, y tras horas de ofrendas orgiásticas comunicar directamente con Satán para obtener riquezas y poderes sobrenaturales.

Sería increíble poder asistir al espectáculo... Por desgracia, los católicos consiguieron "esconjurar" el lugar hace mil años, construyendo justo debajo del Puntón una ermita, y dedicándola a los santos Juan y Pablo.

Así que hoy no podemos ya ver el aquelarre sobre el Puntón pero nos queda la vista de la ermita de Juanipablo en medio del mágico enclave natural.

Ermita Juanipablo y Puntón de las Bruxas (fotos: Javifields, clic para ampliar)

Según recoge Antonio García Omedes en su magnífica web sobre el románico aragonés, la ermita fue consagrada en el año 1019 por el obispo Borrell, de Roda de Isábena, y de ello quedó constancia en un pergamino de 2,5 por 14,5 centímetros alojado en un recipiente de madera de pino (denominado lipsanoteca), colocado en un sillar de su oscura cripta, situada bajo el suelo de la nave.

Gracias a su lipsanoteca y al pergamino que contenía, García Omedes asegura que la ermita es el templo documentado más antiguo de los que quedan en pie en el Sobrarbe. La lipsanoteca se conserva en el Museo Diocesano de Barbastro, así que el cacharro negro que vemos en la foto de abajo no es del siglo XI.

Cripta de la ermita Juanipablo

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comentarios:
Y yo pensanso que eran las cenizas depositadas por algún familiar, en un lugar tan propio como en la cripta de la ermita.
 
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