lunes, abril 24, 2006
Maño en Nueva York o un precursor del weblog
Si termina por aceptarse el término bitácora como traducción del término ingles weblog, de web + log (book), es decir, ciberdiario, entonces podremos decir que Ra y Món ha sido un precursor de las bitácoras.
Se dio a conocer en esto de los diarios cibernéticos con sus divertidísimas cartas desde Suiza por allá por el 1997. Después conocimos mejor la India gracias a su viaje mochilero solitario (la versión original pudo antes leerse aquí, tal y como iba llegando desde India, sin retoques). Luego vendría la experiencia agridulce de voluntariado en República Dominicana, el viaje más de fotógrafo que de escritor a Marruecos, la dura vida de un doctorando en San Francisco, y el re-encuentro con la España multiétnica del Raval de Barcelona.
Ha vuelto, ahora con el formato weblog, desde Nueva York, etapa final (esperemos) de su periodo pre-doctoral, pero sólo un capítulo más de su carrera de ciberautor.
Recordando el acento y el gesto de una de sus frases más famosas en Aquellos años..., yo llamaría a su diario actual: Maño en Nueva York.
Se dio a conocer en esto de los diarios cibernéticos con sus divertidísimas cartas desde Suiza por allá por el 1997. Después conocimos mejor la India gracias a su viaje mochilero solitario (la versión original pudo antes leerse aquí, tal y como iba llegando desde India, sin retoques). Luego vendría la experiencia agridulce de voluntariado en República Dominicana, el viaje más de fotógrafo que de escritor a Marruecos, la dura vida de un doctorando en San Francisco, y el re-encuentro con la España multiétnica del Raval de Barcelona.
Ha vuelto, ahora con el formato weblog, desde Nueva York, etapa final (esperemos) de su periodo pre-doctoral, pero sólo un capítulo más de su carrera de ciberautor.
Recordando el acento y el gesto de una de sus frases más famosas en Aquellos años..., yo llamaría a su diario actual: Maño en Nueva York.
[¡Un abrazo Ra y Món!]
Etiquetas: varios
comentarios:
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Javier,
Los que tuvimos la suerte de compartir carrera, clase y hasta alguna vivencia con Ramón ya nos imaginábamos que no tardaría en explotar su espíritu aventurero.
Es un tío inquieto y eso se nota en todo lo que hace.
Un fuerte abrazo,
Alfonso Romay
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Los que tuvimos la suerte de compartir carrera, clase y hasta alguna vivencia con Ramón ya nos imaginábamos que no tardaría en explotar su espíritu aventurero.
Es un tío inquieto y eso se nota en todo lo que hace.
Un fuerte abrazo,
Alfonso Romay
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