viernes, octubre 06, 2006

 

Los niños de Curciu

Íbamos a Curciu (Kirtsch) con intención de ver su iglesia fortificada sajona. Llovía torrencialmente. Eran cerca de las seis de la tarde, con lo que no quedaban demasiadas horas de luz para volver de día a Sighisoara. Estábamos cansados. Habíamos visitado ya las iglesias fortificadas de Biertan, Mosna y Valea Viilor, además de la de Cristian tres días antes, con lo que el "cupo" de iglesias fortificadas sajonas estaba ya bien cubierto por aquel día... yo diría incluso por aquel viaje.

El pueblo, al que se llegaba por accidentada carretera comarcal, aparecía casi desierto. Algún aldeano nos miró serio, con cierto desdén. La situación no inspiraba demasiada confianza. No se veía a simple vista la torre de la iglesia sajona, con lo que habría que parar, bajarse del coche y callejear en su busca. La decisión era fácil:

¡nos damos la vuelta ya!

Y ocurrió. Dos críos aparecieron al otro lado de las ventanillas del coche sonrientes e incrédulos...

¿qué hacen unos extranjeros en este pueblo?

o algo parecido, debieron pensar. Dado su interés (nos habíamos convertido sin quererlo en "la diversión de la tarde") nos vimos prácticamente obligados a bajar una ventanilla y preguntar por:

¿iglesia? ¿eclesia? ¿church?

Su sonrisa aumentó todavía más, echaron a correr (todo ello bajo la lluvia) haciedo señas para que les siguiéramos con el coche. Nos llevaron a una casa. Allí salió un señor con una llave y nos llevó hasta una iglesia ortodoxa en construcción. Entramos y nos enseñó con orgullo la decoración interior: la iglesia estaba siendo pintada por un artista local. Para cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados de medio pueblo (el otro medio vendría más tarde), todos ellos orgullosos de su nueva iglesia superpintada.

Iglesia ortodoxa de Curciu

Nos detallaron uno por uno, en perfecto rumano, el significado de todos los frescos. Medio santoral que a mi me parecio más bien santoral y medio. Luego seguiría la visita a otra iglesa (la católica, pero que estaban utilizando también para el culto ortodoxo hasta que se terminara la nueva).

Como notaban en nuestras caras que algo raro pasaba (claro, habíamos ido a ver una iglesia sajona, por tanto luterana, del siglo XIV y no sólo no había ni rastro de iglesia sajona, sino que nos habíamos tragado una ortodoxa y otra católica, y estábamos algo alucinados de ver la expectación que nuestra llegada había causado), nos hicieron señas para esperar. Uno de ellos salió corriendo por la carretera (aún bajo la lluvia). A los pocos minutos se acercó un coche... ¡con matrícula española! Habían ido a buscar al único del pueblo que hablaba español (un emigrante que había vuelto de vacaciones a su pueblo). En fin. Traca final. Saludos afectuosos. Invitación a ir a su casa a tomar café. Cada vez más gente en la calle rodeándonos... En definitiva, un nuevo momento "auténtico" del viaje, tras aquel otro de la llegada a Sibiel.



Los niños de Curciu,
grandes protagonistas de esta pequeña historia

Etiquetas:


comentarios:
Muy bueno, muy bueno. Desde luego que esos chavales merecían un homenaje. Lo bueno que es mojarse!

El bote
 
jajajajaja!!! que divertido!!!

esos niños tienen una cara de traviesos!!!! jajajajjajaja, sobretodo el de la última foto

Me imagino a Javifields rodeado de medio pueblo !!!!1
jajajjajajajajaaj

esa iglesia está del carajo!!!!

luce fantasmal!!!!

buaaaaaaaaaaaaaaaaaaajjjajajajajjaja
 
Ya te han salido los IG-nobel de este año!! ;)

Hay uno sobre curar el hipo... que casi me quedo con el hipo :P
 
hola "el bote"! mira que contento está chaval-1 con las galletas

jaja he leído lo de Ig-nobel, da mucho juego, algo habrá que poner... hip!
 
Publicar un comentario

<< Inicio