domingo, marzo 30, 2008

 

que veinte años no es nada





Cuando escuché la versión de esta canción en la película de Almodóvar ya pensé que me resultaba familiar, pero no había caído en la cuenta hasta hoy. La versión aflamencada del tango (creado en 1934 por Carlos Gardel y Alfredo Le Pera) interpretada por Estrella Morente (Penélope Cruz / Raimunda) en la película Volver (2006) está "fuertemente influenciada" (por decirlo suavemente) por esta versión anterior que está sonando.

Me refiero a la pista número siete del disco Flor de piel. Cantes de la otra orilla (1999), interpretada por María Isabel Quiñones Gutiérrez, Martirio, con su hijo Raúl Rodríguez a la guitarra flamenca y acompañados por el trío de Chano Domínguez (Javier Colina y Guillermo McGill).

Para mi gusto es muchísimo mejor que la interpretación de la Morente. Y está grabada siete años antes. Supongo que la redonda y singular voz de Martirio no resultaba creíble con la cara y el físico de Pe, así que es probable que por eso Almodóvar buscase a la otra.



Abajo, en el centro, con mis "clientes" de 2º de Industriales de 1988 (*).
Veinte años han pasado, que no es nada

(*) Si algún "cliente" de los de las fotos cae por aquí por casualidad... ¡que salude en un comentario!

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comentarios:
Buenos días,... me ha gustado mucho este sencillo post para esta fria mañana de domingo.
 
Que bueno el camuflaje de hace 20 años, en la última de las fotos !Y que super gafas! Estás estupendo..
 
gracias Albert y Pepe
 
Volver
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno...
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor...

Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor...
La vieja calle donde el eco dijo
tuya es su vida, tuyo es su querer,
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver...

Volver...
con la frente marchita,
las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir...
que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra.
Vivir...
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez...

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida...
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenan mi soñar...

Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar...
Y aunque el olvido, que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.
 
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