domingo, febrero 15, 2009

 

Entrenado para matar (y 2)

Martes 10 de febrero de 2009. La Haya.

Declaraciones del testigo 0298 de la causa contra Thomas Lubanga, antiguo líder de la guerrilla hema de la Unión de Patriotas Congoleña (UPC), en la Corte Penal Internacional (CPI).

T-0298 recuerda el frío y el barro de la zanja inundada en la que montaba guardia en los campamentos de milicianos adonde le llevaron tras arrancarle de su pueblo a los 11 años, entre 2002 y 2003. Tampoco ha olvidado el estruendo de las balas y las órdenes de sus jefes en la lucha. O el peso de los fusiles. Pero, sobre todo, tiene presente las palizas recibidas:
"Nos dijeron que la UPC pegaba o mataba, y nos pegaban hasta morir; teníamos miedo".
La juez le preguntó si había niñas soldado en su grupo:
"Sí, y luchaban como nosotros. Al llegar al campamento las violaban. Luego trabajaban para los soldados mayores".

"Algunas eran más pequeñas que yo. Otras eran más altas. Se las entrenaba igual. Con palizas".
Sobre el asalto a una misión:
"Matamos a todos; al sacerdote, también".
Más muertos:
"Matamos a muchos. No sé si lo hice con mi arma. Disparaba cuando me lo ordenaban. Cuando matabas, se hablaba de cortar cabezas o arrancar los ojos. Y obedecíamos".
Sobre una escapada:
"Fue cuando nos dejaron ir al mercado del pueblo cercano. Encontré allí a mi padre y le conté todo. Me dijo que debía regresar a casa, en Bunia, porque había dejado los estudios en la primaria. Volví y recuperé la escuela hasta empezar secundaria. Un día fui a visitar a unos familiares (mi madre estaba muerta) y nos pararon los soldados en la carretera. Uno me reconoció y me devolvieron al campamento. Me pegaron. Pegar era su trabajo. La cárcel era allí un agujero en el suelo donde cabían hasta 20 personas y podías pasar dentro dos días enteros".
La segunda vez tuvo más suerte. Su padre lo sacó de otro campamento:
"Save the Children se ocupó de mí y de otros niños en mi situación y volví a casa. Eso hice hasta que viajé aquí" (a La Haya, sede de la CPI).
¿Tienes alguna secuela?, pregunta la fiscal:
"Me duele la cabeza y el oído. Por el arma. Y no tengo educación".
Dos días después de esas declaraciones, el12 de febrero, fue el Día Internacional para acabar con la utilización de los niños y niñas soldados. Por eso estos días la prensa y los blogs como éste han recogido este tipo de noticias. Ahora volveremos al silencio hasta dentro de un año...

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