sábado, julio 29, 2006
El misterio de las claraboyas de la T4
A estas alturas supongo que todo el mundo habrá visto, en vivo o en la tele, el aspecto de la nueva terminal del aeropuerto de Madrid, la T4.
No es tan larga como dicen. Se puede recorrer entera tranquilamente en unos pocos minutos. Es mucho peor hacerse el trayecto completo de las otras terminales, una tras otra, en línea, y con la maleta a cuestas...
Su interior es francamente bonito. Con mucha madera (toda la cubierta), grandes columnas metálicas con soportes de hormigón, mucho cristal, una perfecta simetría planar...
Lo que más me llamó la atención es la iluminación. Es agradable, homogénea e indirecta en todo el espacio. ¿Cómo se consigue esto en un espacio tan grande?
En primer lugar, evitando que la luz del sol entre directamente por las cristaleras laterales. Para ello se han colocado unas enormes persianas de aluminio por fuera del edificio. Pueden moverse de forma que se bajan o suben según llegue la luz del sol. Véanse en la foto a contraluz.
Una vez evitada la luz del sol directa, para lograr la iluminación homogénea, se colocan unas pantallas de aluminio en el techo bajo las que se cuelgan unos focos apuntando hacia arriba. Las pantallas, con forma alabeada, reflejan la luz de los focos hacia abajo, repartiéndola por toda la nave. Hay dos conjuntos de iluminación como éste (uno a cada lado del plano sagital) en cada uno de los tramos de la terminal (unos 40 ó 50).
Lo más curioso del asunto es que cada grupo de estos de iluminación está colocado bajo una claraboya redonda que ha sido tapada con una tela blanca. ¿Qué hacen allí todas esas claraboyas? ¿Por qué construir unas 80 ó 100 claraboyas para luego taparlas? ¿No será que tras diseñarlas y construirlas el arquitecto de turno descubrió que la luz del sol directa en Madrid puede ser asfixiante justo bajo la claraboya y el resto del edificio quedar oscuro?
En fin, si alguien lee esto y conoce la respuesta, por favor, que nos instruya...
No es tan larga como dicen. Se puede recorrer entera tranquilamente en unos pocos minutos. Es mucho peor hacerse el trayecto completo de las otras terminales, una tras otra, en línea, y con la maleta a cuestas...
Su interior es francamente bonito. Con mucha madera (toda la cubierta), grandes columnas metálicas con soportes de hormigón, mucho cristal, una perfecta simetría planar...
Lo que más me llamó la atención es la iluminación. Es agradable, homogénea e indirecta en todo el espacio. ¿Cómo se consigue esto en un espacio tan grande?
En primer lugar, evitando que la luz del sol entre directamente por las cristaleras laterales. Para ello se han colocado unas enormes persianas de aluminio por fuera del edificio. Pueden moverse de forma que se bajan o suben según llegue la luz del sol. Véanse en la foto a contraluz.
Una vez evitada la luz del sol directa, para lograr la iluminación homogénea, se colocan unas pantallas de aluminio en el techo bajo las que se cuelgan unos focos apuntando hacia arriba. Las pantallas, con forma alabeada, reflejan la luz de los focos hacia abajo, repartiéndola por toda la nave. Hay dos conjuntos de iluminación como éste (uno a cada lado del plano sagital) en cada uno de los tramos de la terminal (unos 40 ó 50).
Lo más curioso del asunto es que cada grupo de estos de iluminación está colocado bajo una claraboya redonda que ha sido tapada con una tela blanca. ¿Qué hacen allí todas esas claraboyas? ¿Por qué construir unas 80 ó 100 claraboyas para luego taparlas? ¿No será que tras diseñarlas y construirlas el arquitecto de turno descubrió que la luz del sol directa en Madrid puede ser asfixiante justo bajo la claraboya y el resto del edificio quedar oscuro?
En fin, si alguien lee esto y conoce la respuesta, por favor, que nos instruya...
Etiquetas: varios
comentarios:
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También pasé por ahí hace poco... que curioso el cambio de color de un lado a otro de la la terminal por los pasillos...
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