sábado, noviembre 12, 2011
Pueblecicos: Hvar
(Tirando de baúl, de recuerdos y de fotos...)
La serie "pueblecicos" de este blog llevaba más de tres años parada. Las veinte entradas anteriores de la serie fueron escritas con todo el cariño del mundo como recordatorio de algunos "pueblos" visitados.
Como comentaba en alguna entrada anterior de la serie, el uso del nombre "pueblecicos" es un claro (e intencionado) "abuso de lenguaje" puesto que se han incluido ciudades de hasta 300.000 habitantes en esta serie. La palabra "pueblecico", para mi, está cargada de buenas connotaciones, es decir, significados personales y subjetivos (opuestos a la denotación o significados objetivos); connotaciones de sitio agradable para vivir, humano, pintoresco, luminoso...
Se detiene hoy esta (casi olvidada) serie "pueblecicos" en Hvar, ciudad de unos 4.000 habitantes situada en la isla del mismo nombre (más fácil de pronunciar para nosotros en su nombre italiano, Lesina).
Hablamos de una de las Islas Dálmatas. Luminosa, rodeada de aguas azul turquesa, transparentes y limpias; una isla que huele a romero y a lavanda, conocida como la "Madeira del Adriático".
Aunque ya existían asentamientos humanos anteriores (ilirios), fueron los griegos los primeros colonizadores de importancia de Hvar, y la llamaron Pharos. Posteriormente fue destruida por los romanos, y reconstruida y rebautizada por éstos como Pharina. En la Edad Media pasó por diferentes manos de potencias vecinas, como el Imperio Bizantino, el Reino de Hungría (hemos visitado varias veces su capital), la República de Ragusa (su capital también apareció en esta serie) y la República de Venecia (también visitamos su capital). En su periodo veneciano sería atacada y destruida por los turcos. Tras la caída de Venecia pasaría por manos del Reino napoleónico de Italia, luego por manos de Austria, después Yugoslavia y, finalmente, tras la desintegración de ésta última, forma parte de Croacia.
Hvar es un paraíso para los turistas por su buen clima, por las aguas del mar que la rodea, por sus calas de piedras pequeñas, por su (supuesta) tranquilidad... Para mi gusto, demasiados turistas (y de "los peores"). A una hora y media de autobús (27 km) se llega a Jelsa, un pueblo mucho más tranquilo y con un turismo más familiar, en comparación con la "marcha joven italiana" de Hvar.
Cómo llegar: nosotros llegamos en ferry desde la isla de Mljet, otra curiosa isla que cuenta con un parque nacional, con un lago dentro bastante grande, que a su vez tiene una pequeña isla en el centro con un monasterio (isla → lago → isla → monasterio). Y nos fuimos de nuevo en ferry, hacia Bol, en la isla de Brac (donde por cierto está la famosa playa de Zlatni Rat).
La serie "pueblecicos" de este blog llevaba más de tres años parada. Las veinte entradas anteriores de la serie fueron escritas con todo el cariño del mundo como recordatorio de algunos "pueblos" visitados.
Como comentaba en alguna entrada anterior de la serie, el uso del nombre "pueblecicos" es un claro (e intencionado) "abuso de lenguaje" puesto que se han incluido ciudades de hasta 300.000 habitantes en esta serie. La palabra "pueblecico", para mi, está cargada de buenas connotaciones, es decir, significados personales y subjetivos (opuestos a la denotación o significados objetivos); connotaciones de sitio agradable para vivir, humano, pintoresco, luminoso...
Se detiene hoy esta (casi olvidada) serie "pueblecicos" en Hvar, ciudad de unos 4.000 habitantes situada en la isla del mismo nombre (más fácil de pronunciar para nosotros en su nombre italiano, Lesina).
Dos imágenes de la ciudad de Hvar, bullicio turístico y puerto
(fotos: Javifields, clic para ampliar)
Hablamos de una de las Islas Dálmatas. Luminosa, rodeada de aguas azul turquesa, transparentes y limpias; una isla que huele a romero y a lavanda, conocida como la "Madeira del Adriático".
Aunque ya existían asentamientos humanos anteriores (ilirios), fueron los griegos los primeros colonizadores de importancia de Hvar, y la llamaron Pharos. Posteriormente fue destruida por los romanos, y reconstruida y rebautizada por éstos como Pharina. En la Edad Media pasó por diferentes manos de potencias vecinas, como el Imperio Bizantino, el Reino de Hungría (hemos visitado varias veces su capital), la República de Ragusa (su capital también apareció en esta serie) y la República de Venecia (también visitamos su capital). En su periodo veneciano sería atacada y destruida por los turcos. Tras la caída de Venecia pasaría por manos del Reino napoleónico de Italia, luego por manos de Austria, después Yugoslavia y, finalmente, tras la desintegración de ésta última, forma parte de Croacia.
Más imágenes de Hvar, con su gran plaza y la catedral de San Esteban
Hvar es un paraíso para los turistas por su buen clima, por las aguas del mar que la rodea, por sus calas de piedras pequeñas, por su (supuesta) tranquilidad... Para mi gusto, demasiados turistas (y de "los peores"). A una hora y media de autobús (27 km) se llega a Jelsa, un pueblo mucho más tranquilo y con un turismo más familiar, en comparación con la "marcha joven italiana" de Hvar.
Panorámica de Hvar y su costa, desde el antiguo castillo español de la colina
Cómo llegar: nosotros llegamos en ferry desde la isla de Mljet, otra curiosa isla que cuenta con un parque nacional, con un lago dentro bastante grande, que a su vez tiene una pequeña isla en el centro con un monasterio (isla → lago → isla → monasterio). Y nos fuimos de nuevo en ferry, hacia Bol, en la isla de Brac (donde por cierto está la famosa playa de Zlatni Rat).
Monasterio Franciscano, en Hvar
Etiquetas: Croacia, pueblecicos